lunes, 28 de diciembre de 2009

Mercenarios de la educación


Artículo de Miguel Ángel Santos Guerra en su blog El Adarve (http://blog.laopiniondemalaga.es/eladarve)


Escribo este artículo el 22 de diciembre, día en el que se celebra en España el sorteo de la Lotería Nacional de Navidad. Me pregunto qué es lo que harían algunos profesores y profesoras si les tocase el primer premio, lo que aquí llamamos “el gordo”. Es decir, un premio multimillonario. ¿Seguirían trabajando, yendo cada mañana a las clases? ¿O se largarían a toda velocidad de la escuela? Hay quien lo dice así de claro la víspera del sorteo:
- Como mañana me toque la lotería, no vengo ni a recoger mis cosas.
Y es que para algunos la tarea de la enseñanza sólo es una forma de ganarse el sustento y, por consiguiente, una forma de conseguir el dinero necesario para vivir.
Yo creo que se puede vivir la profesión de otra manera. Disfrutando de ella. Sabiendo que no es sólo una forma de ganarse la vida sino, como dice Emilio Lledó, una forma de ganar la vida de los otros.
Se puede disfrutar o se puede padecer la profesión. En cada uno está la capacidad de mantener una u otra actitud.
El diccionario de la RAE define así el concepto de mercenario: “persona que percibe un salario por su trabajo o una paga por sus servicios”. Como es lógico, un trabajo debe ser remunerado y un trabajo de alta responsabilidad y complejidad como la enseñanza debe ser bien pagado. El problema reside, a mi juicio, en que solamente se haga por ese motivo. En que no importe nada más allá de cobrar el sueldo.
Los mercenarios trabajan solamente por el dinero. La cuestión clave está en el adverbio solamente. Todo lo demás importa poco, incluidas las personas,. Esa actitud, que es mala en cualquier profesión, es peor en la enseñanza. Quien es un mercenario de la educación mallleva la profesión, pide bajas injustificadas, se queja sin cesar, escatima el sentimiento y menosprecia a los alumnos y alumnas.
¿Qué motivos nos convierten en simples mercenarios de la educación, es decir en personas que hacen un trabajo sólo por el dinero?
Puede ser el haber accedido a ella de rebote. Es decir, sin quererlo de manera decidida. Alguien pensaba dedicarse a otra cosa, pero las circunstancias de la vida le condujeron a la enseñanza. Está ahí porque no encontró otra cosa mejor. Quería hacer cualquier otra tarea menos esa, pero está ahí, haciéndola cada día por imperativo del azar o de la necesidad. Ni la quiere ni la disfruta.
Otro motivo es la mala experiencia vivida. Quizá llegó con ilusión, pero la realidad ha ido deteriorando la actitud inicial. El entusiasmo ha sido erosionado de forma paulatina o de forma brusca por una desgraciada experiencia. En lugar de vivir esa adversidad con entereza, ha sido destruido por ella. Sólo espera con paciencia el día de la jubilación. Y no es difícil que concatene series de bajas, más o menos justificadas.
Una tercera causa puede ser un ambiente hostil al buen ejercicio profesional. Hay quien se estrella contra un ambiente deteriorado y empobrecido. Hay contextos en los que decir que disfrutas trabajando es poco menos que una herejía. Es incluso una estupidez. En ese ambiente lo que se lleva es despotricar de la tarea, de las autoridades, de los alumnos, de las familias y de la vida misma.
¿Cuáles son las consecuencias de esta actitud mercenaria? La primera de ellas es la infelicidad de quienes la viven. No puede ser satisfactorio ir los lunes a la escuela diciendo lo que aquel condenado a muerte decía un lunes camino del patíbulo:
- Mal empiezo la semana.
Otra consecuencia demoledora es que los alumnos y alumnas de ese profesor son víctimas de esa actitud agresiva o y desafecta Tiene que ser horrible aprender de manos de una persona que odia su tarea de enseñar.
¿Y las soluciones? Démosle vuelta a las causas.
Una mejor selección de los docentes llevaría a la enseñanza a las personas que de verdad tuviesen deseo y capacidad de ejercerla con solvencia y buena disposición. En primaria habría que conseguir que cursasen la carrera aquellos que desearan acceder a ella como primera opción. En Secundaria creo que se sería bueno que accediesen a la docencia aquellas personas que, al comenzar la carrera, tuvieran el deseo de integrar un equipo educativo en una institución docente. No me gusta que aquellos que querrían ser químicos o literatos o matemáticos o geógrafos acaben siendo por accidente docentes de forma vitalicia.
Hay países en los que quienes desean ser químicos, por ejemplo, van a la Facultad de Química y quienes quieren ser profesores de química se matriculan en el Instituto Pedagógico de Química. Y allí aprenden química y a ser profesores de química. Y para ingresar en los Institutos Pedagógicos se necesita haber alcanzado una puntuación mayor que para entrar en las Facultades. Es decir, que la filosofía se muestra con claridad: los mejores, a la enseñanza. De esta forma no se producen esas conversiones en falso. Decía Balmes: “A mí no me molestan las conversiones, pero desconfío de aquellas que se producen en el preciso momento en que empiezan a ser rentables”.
Otra solución es convertir las malas experiencias en ocasiones de aprendizaje y fortaleza. Todos vamos a tener momentos adversos, situaciones difíciles. pero podemos afrontarlas de forma positiva y fortalecedora.
La tercera solución es crear ambientes en los que sea fácil que florezcan las iniciativas, los buenos deseos y los compromisos con la acción.
Yo dejaría que se jubilasen anticipadamente los mercenarios (y les seguiría pagando, porque de algo tienen que comer) y los sustituiría por profesores que están en paro, deseando disfrutar de una oportunidad. Sus alumnos y alumnas celebrarían de forma entusiasta el cambio.
Es muy triste ser un mercenario de la educación. Para los profesionales, para sus compañeros y para los destinatarios de su trabajo. Para realizar bien esta tarea es necesario un mínimo ce pasión y de entusiasmo. Decía hace unas semanas Emilio Lledó que era necesario amar la tarea y a las personas para las que se realiza.

domingo, 20 de diciembre de 2009

Feliz Navidad

La Navidad es un momento para recordar y asumir valores que no deberíamos olvidar cuando terminen las fiestas. También es un momento para la esperanza y por eso os incluyo en esta entrada la frase de la tarjeta que este ño he dedicado a los miembros de la Comunidad Educativa del instituto: El futuro pertenece a quienes creen en la belleza de sus sueños. (Eleanor Roosvelt). 


FELIZ NAVIDAD.


martes, 1 de diciembre de 2009


INTERVENCIÓN EN EL FORO DE FORMACIÓN PARA LA DIRECCIÓN SOBRE EL TEMA DE LOS SÍMBOLOS RELIGIOSOS EN LOS CENTROS EDUCATIVOS, REFERIDOS A LAS PRÓXIMAS FIESTAS NAVIDEÑAS.

El problema es la falta de cultura, porque, entre otras cosas, el patrimonio cultural es algo que pertenece al ámbito cultural. Si hay familias que no entienden que la navidad, por suerte o por desgracia, ya no es una fiesta religiosa sino, simplemente, una costumbre arraigada en nuestro patrimonio, pues que estudie y aprenda. Por otra parte, no sólo debemos pensar en las luces de navidad, los villancicos por la calle, los papas noeles y los reyes magos, sino, por ejemplo, en la semana santa. Al padre o la madre que plantee este tema, le diría que sólo tendría sentido eliminar esos símbolos y esas actividades cuando supriman la semana santa, con todas sus molestias: ruídos, bullas, cortes de tráfico, etc, etc.
Tenemos temas pendientes y problemas inmediatos mucho más importantes que esta "moda" del laicismo mal entendido.
Por otra parte, la navidad, entendida como asunto cultural, plantea unos valores contradictorios. Unos muy positivos: paz, solidaridad, amistad, etc. Pero, otros muy negativos: consumismo y sentimiento de soledad, básicamente. Es decir, la navidad nos plantea un conflicto de valores que podemos utilizar en el ámbito educativo, en el desarrollo de valores y en el de ... la competencia social y ciudadana, que no hay que dar puntada sin hilo.

miércoles, 25 de noviembre de 2009

INTERVENCIÓN EN LA PLATAFORMA DE FORMACIÓN DE DIRECTORES SOBRE EL TEMA DE LA ORGANIZACIÓN ESCOLAR Y LA DIRECCIÓN PEDAGÓGICA.

En primer lugar, hay que destacar que la dirección pedagógica o el liderazgo pedagógico son cuestiones fundamentales en el nuevo modelo de dirección que se va desarrollando. Sin embargo, la formación de los que hemos accedido a la dirección, la tradición docente y la carga excesiva de trabajo frenan el desarrollo de esa tarea tan importante. Todo esto no significa que no se pueda intentar ejercer ese liderazgo que nos demandan, porque a veces, sin darnos cuenta, lo ejercemos. Para demostrarlo, voy a exponer dos experiencias personales en mi centro.

La primera es una acción sistemática, que afecta a todo el profesorado y a todos los cursos y consiste en que cada profesor/a elabora, para cada curso en los que imparte clases, un documento donde figuran los criterios de evaluación, los instrumentos de evaluación y los criterios de calificación. Una vez elaborados, se entregan por departamentos y la dirección o la jefatura de estudios (este año lo he hecho yo) los repasa y les dice a los departamentos lo que tienen que corregir y cambiar porque no se adapta a la normativa o a las características de cada grupo (adaptaciones, ACI, ausencia de datos, etc.)y, una vez hechas estas correcciones, se elaboran unos cuadernillos para cada grupo, que se guarda en el aula del mismo para consulta del alumnado y se cuelga en el portal Helvia del Centro.
Podemos decir que es una tarea entretenida y que el año pasado (que fue el primero) se terminó en marzo, pero este curso ya vamos a entregar la próxima semana los cuadernillos en una Junta de Delegados/as. La verdad es que la corrección del documento provoca tres cosas: la primera, un conocimiento más cercano de cómo se evalúa realmente en tu centro; la segunda, poder influir en la mejora de ese proceso corrigiendo defectos y, la tercera, la aceptación por el profesorado de que la dirección puede corregir esa forma de evaluar sino es correcta.

La segunda es una acción esporádica y que he desarrollado este curso por primera vez. Y, la verdad, ha sido una experiencia muy bonita y aleccionadora. Ha consistido en entrar en algunas clases de una profesora que ha llegado al centro sin ninguna experiencia previa para enfrentarse a un alumnado muy diverso y, como todos sabemos, difícil de manejar. Se lo propuse, planteándoselo como una ayuda para su mejora como docente dada su inexperiencia, y aceptó. La perspectiva desde mi posición como observador ha hecho posible tener una visión nueva del proceso educativo: reacciones del alumnado, dinámica de clases, etc., que ha sido muy enriquecedora. Una vez terminadas las "visitas" he elaborado un informe que he entregado a la profesora para su estudio y reflexión.

Como podemos ver, se pueden hacer cosas, unas más estructurales y otras más coyunturales y que pueden ser muy válidas para intentar mejorar el proceso de enseñanza. Basten estas humildes muestras para que sirvan de acicate o de ejemplo por si alguien quiere seguirlas.

domingo, 15 de noviembre de 2009

Intervención en la plataforma de formación de directores en respuesta a una intervención sobre el trabajo directivo y sobre si los/as directores/as deben o no dar clase.










Estoy de acuerdo contigo en todo lo que dices. Es cierto que el volumen de trabajo es mucho (ya en otra intervención expliqué que disminuye si tienes un buen equipo directivo y ganas de mejorar, como nos pasa, creo, que a todos y todas)y que la dirección tiende a profesionalizarse; sin embargo, no dar clase, pienso, nos arrinconaría más en nuestra función directiva y, aunque pudiéramos estar más atentos a ciertos temas, no captaríamos la realidad de nuestro centro y nos "airearíamos" menos. Mi centro es parecido al tuyo, con 62 profesores/as, 750 alumnos/as y con ESO, Bachillerato y un Ciclo de grado medio y el trabajo, algunas veces, abruma, pero otras, muchas, ofrece muchas satisfacciones y eso es lo que nos mantiene al pie del cañón y ... creando mensajes un domingo a las once de la mañana.

martes, 3 de noviembre de 2009

Intervención en la plataforma de formación para la dirección sobre el tema de ¿qué somos, los directores y directoras?







Creo que la pregunta correcta, para no arañarnos la cara por todo lo que hacemos es ¿cómo hacemos?. Sabemos que somos directoras y directores (de primaria o de secundaria, con sus grandes diferencias de organización y recursos) y sabemos o creemos saber nuestras funciones, las de la normativa y las que se van añadiendo.





El problema, y por ello he cambiado el enfoque de la pregunta, es cómo organizarnos para poder realizar todas esas funciones lo mejor posible. Para ello hay dos recetas mágicas, que no infalibles: trabajo en equipo y planificación. Por eso es tan importante tener un buen equipo directivo en el que apoyarse y un buen grupo de docentes que se encarguen de ciertos temas (autoprotección, biblioteca, algunos proyectos, etc.) y la agenda del director que se está analizando en los grupos de trabajo.
Estoy de acuerdo en que cada vez pesa más la tarea directiva, en que la administración descarga mucha responsabilidad en nuestras espaldas y luego no nos respalda del todo y que en muchos centros los problemas son insolubles. Sin embargo, demos la vuelta a la tortilla, tenemos en nuestras manos mejorar, en lo posible y en lo que nos dejen, nuestro centro y podemos hacer bastante.

Informe MCKinsey

INTERVENCIÓN EN LA PLATAFORMA DE FORMACIÓN DE DIRECTORES SOBRE EL INFORME McKINSEY.

L el informe McKinsey este verano, en el mes de julio, y me pareció muy aclaratorio de nuestra situación educativa, tanto que podría plantearse como lectura obligada para todo el profesorado; pero, claro, eso de leer y además ¡sobre temas educativos!. Eso debe ser para tipos raros, no para los que educamos, que ya lo sabemos todo y no necesitamos perder el tiempo en formarnos en los temas que nos afectan. Es cierto que el informe desmonta mitos (recursos, ratio, salarios, principalmente), pero también es cierto que nos deja en una situación casi sin salida: la solución a nuestros problemas se antoja muy difícil y, sobre todo, muy lejana, si es que llega. De todas formas, nada de negativismo. Esa solución llegará antes si los que quieren mejorar siguen intentándolo, si los que quieren cambiar siguen intentándolo y si a los que nos gusta nuestro trabajo y sabemos de su importancia, no nos cansamos.

lunes, 2 de noviembre de 2009

Intervención en el foro de la plataforma de formación de directores sobre el tema del Pan Ceibal en Uruguay y de la utilización de las TIC.

Después de mucho tiempo, por cuestiones de falta del mismo y otros temas "técnicos", vuelvo a engancharme, en este caso, a la "cafetería".

Es cierto que contamos, en líneas generales y, sobre todo en Secundaria, con grandes recursos y que no podemos envidiar a nadie. Sin embargo, también es cierto que no le sacamos todo el partido a esos recursos. El principal motivo, al menos en Secundaria, que es lo que más conozco, es que el profesorado, con todos lo problemas que tiene, no quiere o no puede utilizar más las TIC. El/la que no puede y quiere se excusa en que no tiene tiempo, en los problemas técnicos, en que el alumnado se distrae más y... en la rutina. El/la que no quiere, dice lo mismo pero además argumenta que las TIC no sirven mucho y que ellos no saben manejarse en esas situaciones. Es decir, que como no les resulta práctico, no utilizan las TIC y eso va creando un círculo vicioso que perjudica claramente a las mismas. Yo pienso que la principal tarea del maestro(con la acepción genérica de educador) es la de aprender, porque si no se está abierto al mundo que nos rodea no podremos enseñar a nuestra juventud, o sólo le enseñaremos cosas que ya no les interesan y, por lo tanto, se distanciarán de lo transmitido.

jueves, 29 de octubre de 2009

Artículo de Miguel Ángel Santos Guerra en su blog El Adarve (http://blog.laopiniondemalaga.es/eladarve)

La tarima de doña Esperanza.

Guardado en: Artículos 2009 — 17 Octubre 2009 @ 6:00

En la prensa del día 17 de septiembre he podido leer con asombro que “los docentes de Madrid darán clase en tarimas para tener más autoridad”. Doña Esperanza Aguirre, presidente de la Comunidad madrileña, impulsora de esta medida, tiene el singular don de pensar, decir y hacer las cosas que más me horrorizan. En esto y en todo. Digamos que tenemos la curiosa peculiaridad de ser antitéticos. Ella, preocupada ahora por la autoridad perdida de los profesores y de las profesoras, quiere recuperarla como sea. Y no se le ha ocurrido mejor forma de hacerlo que recuperar la tarima en las aulas. O sea que, según doña Esperanza, cuando los alumnos vean a su profesor encumbrado en ese pedestal, comenzarán a sentir su corazón conmovido por la excelsitud del docente. Y, dentro de esa lógica, una tarima de un metro hará que los profesores recobren el doble de autoridad que si sólo fuera de medio. Además, no se deberán bajar de ella, porque perderían la autoridad que mágicamente confiere. ¿Qué metodología de carácter participativo se puede impulsar desde la tarima? ¿No es cierto que la tarima distancia y dificulta la relación cercana?

Pero, qué simplismo. Qué barbaridad. Otra de las decisiones que ha tomado doña Esperanza es investir a los profesores como “autoridad pública”. Sólo a los funcionarios, claro. Los interinos, ¿por qué han de ser respetados entonces? Resulta que a algunos odiados profesores los rechazarán ahora sus alumnos no sólo como pésimos profesores que son sino como policías que ahora han llegado a ser.

A eso se le llama coger el rábano por las hojas.. A ese tipo de medidas me refiero cuando digo que no hay nada más estúpido que lanzarse con la mayor eficacia en la dirección equivocada.

Sé que muchos profesores y profesoras están viviendo momentos difíciles en las aulas. Hay, por parte de algunos alumnos y alumnas, buenas dosis de chulería, displicencia, caradura, insolencia, agresión y pasotismo. La familia, que es un pilar insustituible del edificio educativo, mira para otra parte o se enfrenta abiertamente con quien pretende imponer una autoridad sin la cual no hay aprendizaje. La inspección es proclive a respaldar las quejas de algunos padres que protestan airadamente. No es fácil. Hay que hacer algo. Pero no precisamente lo que propone doña Esperanza.

La palabra autoridad proviene del verbo latino auctor, augere, que significa hacer crecer. Creo que tiene autoridad aquella persona que ayuda a los demás a desarrollarse. Quien aplasta, oprime, castiga, silencia y humilla, sólo tiene poder.

Los profesores deben tener autoridad. Y esa autoridad dimana del respeto que merece la tarea que se realiza. Dice Rosario Ortega en un reciente artículo titulado “Autoridad docente y tarimas” que “la tarea de enseñar requiere el reconocimiento del valor de lo enseñado y ese reconocimiento lo otorga, de forma voluntaria y feliz el que cuando está aprendiendo siente, en el día a día, que lo que aprende es valioso, interesante y le hace crecer y ser mejor. La tarea de la educación requiere el reconocimiento mutuo –profesor/alumno- de que lo que se tiene en común es algo importante y valioso, personal y socialmente, algo que merece la pena ser protegido”.

La autoridad se gana, se conquista con aquello que se hace, con aquello que se siente, con aquello que se es. Deberíamos hacer más hincapié, para fortalecer la autoridad, en cuidar el marco de relaciones interpersonales entre los docentes, potenciar la tarea de equipo (y no encogerse de hombros ante los problemas de los compañeros y de las compañeras), mejorar nuestro autoconcepto, aprender a dialogar, ser un ejemplo vivo de convivencia, amar la profesión y a los alumnos y alumnas, diseñar de manera original y creativa las clases, tener metodologías motivadoras, hacer una evaluación encaminada al aprendizaje, crear un clima de exigencia, respeto y confianza.

La familia desempeña un papel fundamental. Tiene que colaborar de forma sincera y comprometida en la tarea de la escuela, participar en la elaboración y el desarrollo del proyecto educativo, dialogar con el profesorado, respaldar sus justas decisiones, exigir a sus hijos e hijas el debido respeto a quien tiene el deber y el derecho de educar. Sin la familia, es imposible.

Y la sociedad tiene que tratar dignamente a los profesores porque realizan una función esencial para la mejora de las personas y de las sociedades. ”La historia de la humanidad es una larga carrera entre la educación y la catástrofe”, dice Herbert Wells.

Los docentes no deben ser víctimas de los alumnos. La educabilidad se rompe cuando esto sucede. Nadie tiene que ser víctima de nadie. Pero los profesores no deben ser autoridades públicas investidas de ese poder por la ley como si no tuvieran por sí mismos. Los docentes tienen que ser la encarnación misma de la autoridad moral y del espíritu cívico en una sociedad democrática Tienen que ser capaces de dar la respuesta educativa que necesita la sociedad. Sólo así serán autoridad.

Medida no sólo inútil sino contraproducente ésta de recuperar la tarima. Porque hace que nos equivoquemos de camino. Porque, aún suponiendo que la tarima confiriese autoridad, ¿qué sucedería cuando en otras partes o momentos no la haya? Hay que aprender y enseñar el respeto. Y también las formas que lo manifiestan. Por supuesto que sí. Un respeto que nace de nuestra condición de personas. La escuela es una institución educativa, no coercitiva. Y la pregunta esencial que se hace a los educadores es si con su ejemplo y con su actuación ayudan a que las personas aprendan que todo ser humano tiene una dignidad sustancial. Todos tenemos que ayudarles a conseguirlo.

En la hermosa película “”L´école buissonnière”, realizada en 1948, en la que se cuenta la vida de Célestin Freinet el maestro llega a un pueblecito de montaña y, al llegar los fríos del invierno, pide al alcalde dinero para la leña de la estufa. Como no llega el dinero y el frío arrecia un día el maestro decide, en asamblea con sus alumnos, hacer añicos la tarima del aula y alimentar con ella la estufa. Hermosa y profunda metáfora

miércoles, 28 de octubre de 2009

REFLEXIONES DE UN DIRECTOR

Después de varios intentos y de varias posibilidades planteadas, este sitio va a servir para reflejar mis intervenciones en la Plataforma de Formación de Directores en prácticas, otras reflexiones sobre asuntos educativos y de interés social y para ofrecer enlaces interesantes para la formación del profesorado, principalmente sobre Competencias Básicas.
Espero que esta vez esto funcione y no me pierda por tanto tiempo.